Feb 25, 2011

¿Dónde Está el Verdadero Valor Cultural?

La arqueología no es exactamente mi área de estudio. Es más, estoy lejos de entender las particularidades de los objetos que son encontrados y su significancia en la historia. Sin embargo, me es imposible no comentar acerca de la disputa que se ha llevado a cabo entre la Universidad de Yale y el Gobierno Peruano por unos objetos que fueron excavados hace casi 100 años y que han estado bajo el poder de la universidad por todo este tiempo.

Los objetos fueron hallados por el arqueólogo Hiran Bingham de la Universidad de Yale cuando entre 1912 y 1916 se encontraba haciendo trabajo de campo en los alrededores de Cuzco. Con la ayuda de gentes locales y después de caminar por horas con la ayuda de machetes para limpiar la vegetación, Bingham encontró las ruinas de una ciudad perdida de los Andes, Machu Picchu. La magnífica ciudad Inca es considerada hoy una de las siete maravillas del mundo y uno de los centros arqueológicos de mayor valor. Con la financiación del National Geographic Society y la Universidad de Yale, el científico se dedicó a incursionar la zona, limpiar de vegetación la ciudad y en el camino, catalogar miles de objetos que encontró en la ciudad de piedra a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar. Como parte de sus investigaciones, Bingham también coleccionó cerca de 46.300 piezas encontradas en Machu Picchu que fueron empacadas y mandadas a la Universidad de Yale para su estudio bajo el consentimiento del gobierno peruano de la época.

Los objetos, en su mayoría cerámicas, huesos animales y algunos restos humanos, fueron depositados en el Museo Peabody de Historia Natural en Yale y estudiado por generaciones de científicos. Además, Dr. Bingham es considerado como el descubridor de Machu Picchu y célebre divulgador de la cultura Inca; por este motivo, el Gobierno Peruano lo invitó a la inauguración de una carretera que hace más fácil el acceso a la ciudad Inca y que lleva el nombre del científico en su honor.

Algunos de los objetos fueron devueltos a Perú en 1920, pero la Universidad de Yale conservó una mayoría de ellos reclamando su "título jurídico sobre ellos". Bajo el gobierno de Alejandro Toledo, de 2001 a 2006, el gobierno de Perú busco asiduamente la devolución de la totalidad de las piezas con el argumento de que el permiso de extraer las piezas era por un tiempo finito y exclusivamente para su estudio arqueológico. Además, el "reencuentro con la cultura Inca" era uno de los programas cumbres de su candidatura y la devolución de las piezas era su prioridad. Después de arduas conversaciones en las que Yale proponía compartir los objetos, las negociaciones se hundieron hasta el 2007. El actual presidente de Perú, Alan García, continuó la petición y por medio de presión internacional que incluyó una carta al Presidente de Estados Unidos ,Barack Obama, y a la National Geographic Society, la universidad de Yale finalmente aceptó la devolución de los objetos bajo condiciones que preservaran su derecho al estudio de las mismas.

Después de la larga disputa, el pasado 14 de Febrero finalmente fue firmado el acuerdo para la creación del Centro Internacional para el Estudio de Machu Picchu y la Cultura Inca. Este acuerdo cierra el desacuerdo entre la Universidad de Yale y la Universidad Antonio Abad de Perú por medio del convenio para la construcción de un centro dedicado a la exhibición, conservación y estudio de la colección de objetos extraída de Machu Picchu, que asegura que las mejores piezas serán exhibidas debidamente en museos y el resto estará disponible para su estudio científico no solo por científicos de Yale, sino del mundo entero.

Es difícil comprender las razones que llevaron a una polémica de tantos años, pero considero que la difícil situación se debió a la naturaleza divergente de los intereses de ambas partes. Por un lado, la motivación del gobierno peruano nació de una propuesta política de encuentro cultural que concentró sus energías en piezas que ya estaban a salvo. Además, ya se servía el propósito de dar a conocer al mundo la cultura Inca por medio de exhibiciones que el museo de Yale venía haciendo. Y por el contrario, la otra clase de repatriación cultural que incluye los miles de objetos que son saqueados por turistas anualmente nunca ha sido contemplada.

Por otro lado, la resistencia de la Universidad de Yale a entregar los objetos respondía no sólo a los intereses netamente científicos, sino también al orgullo de la institución y la protección del honor del profesor Bingham. Sus argumentos se fundaban en documentación relacionada con los permisos para excavar y sacar piezas de Perú que cambiaron en los años previos y subsecuentes a los viajes del arqueólogo, pero que fueron completamente inválidos frente a las premisas que denominaban las piezas en calidad de préstamo a Yale.

Machu Picchu 1911 Fotografía tomada por equipo de Bingham
Personalmente celebro que el acuerdo haya favorecido la ciencia y la cultura, pero quisiera destacar que no es la primera vez que los extranjeros están interesados en la cultura y recursos naturales de Latinoamérica para su estudio y divulgación. La iniciativa peruana tiene mucha validez, pero la protección de nuestra historia no es pelearle a los extranjeros. Por el contrario, a las investigaciones extranjeras se debe el descubrimiento de sitios arqueológicos, miles de nuevas especies y el establecimiento de centros de investigación in situ. La manera de preservar nuestra cultura es protegiendo los recursos y fomentando la investigación y educación, no sólo de nuestros antepasados, sino también de nuestra gente de hoy. Es un gran error mostrar a Perú u otro país de Latinoamérica como una colección de templos y objetos hechos por una cultura que habitó esos territorios en el pasado. A poner como prioridad las piedras y ollas, se incurre en la terrible injusticia de quitarle importancia a los humanos de hoy, su gran potencial y, peor aún, los recursos para desarrollarse como una buena sociedad.


Mi sobrino en nuestro viaje a Machu Picchu en 2007

Feb 21, 2011

Pulpos Adivinos No, Solo Inteligentes

A la hora de decidir sobre inteligencia, los humanos tendemos a interpretar nuestro alrededor de una manera antropológica. Nuestras visiones usualmente están contaminadas con nuestras propias emociones y las que pretendemos asignarle al resto de criaturas del planeta.

Los videos adjuntos revelan una muestra de inteligencia que los humanos no alcanzamos a entender y que, hasta hace muy poco, estamos empezando a estudiar. Lo más peculiar de los videos es que los animales que se muestran son miembros de la clase Molusca Cefalópoda –que significa algo como “cabeza suave con patas" y denota su físico y capacidad de contornearse- y habitan la Tierra desde hace más de 500 millones de años. El célebre pulpo, más famoso por adivino en el Mundial de Fútbol que por sus habilidades cognitivas, es el ganador de esta semana para hablar de inteligencia animal.

No sólo los pulpos son un modelo común en estudios de memoria asociativa (de esto hablaré en otra entrada), sino que también poseen una habilidad sorprendente para planear y escapar de sus predadores. El engaño consiste en camuflarse en sus alrededores cuando están inmóviles, y en imitar otras especies nocivas en el océano como serpientes y peces predadores, cuando están en movimiento.

En el primer video, se observa un pulpo de la especie, que se camufla en una roca marina. Para lograr este truco, el pulpo tiene que hacer un análisis de la textura y el color de la roca, todo esto con las 50 millones de neuronas que tiene en el ganglio principal - análogo del cerebro en vertebrados (con cerca de 1 billón de neuronas). La información acerca de sus alrededores la recibe por medio de unos órganos receptores alrededor del ojo, y en cuestión de segundos computa los estímulos visuales y pasa a ser literalmente invisible.


Su otra estrategia consiste en imitar la forma del cuerpo y la manera de nadar de otros animales del océano. Por ejemplo, T. mimicus es un excelente imitador de diferentes especies de animales como los lenguados, un pez que nada muy cerca al área del fondo del mar ondulando su cuerpo, y otras especies venenosas como el pez león y la serpiente marina. El video adjunto muestra esta extraordinaria transformación del cuerpo para personificar varios animales, una habilidad que hasta hoy sólo se ha descubierto en los pulpos.


El plan del pulpo consiste en observar detalladamente el objeto con el que se quiere mimetizar. Debe recolectar la información pertinente acerca de la coloración, forma y textura; y posteriormente decir si parecerse al objeto inanimado le facilitaría su supervivencia. En cuanto a imitar otros animales, solo si estos son percibidos como más agresivos o venenosos que él mismo, y si tiene la garantía que su camuflaje es perfecto vale la pena invertir la energía que toma la transformación. Para esto debe considerar el comportamiento de sus predadores y anticipar que estos le temen al animal al que planean parecerse y, segundo, deben garantizar que serán engañados. Todo esto requiere un “pensamiento” bastante organizado, una planeación minuciosa y, además, una habilidad “artística” exquisita.

Estas criaturas nos dan una gran lección. Como lo dije anteriormente, no son ni chimpancés, ni delfines, no son ni siquiera vertebrados, pero para desarrollarse exitosamente en su hábitat, han evolucionado un sistema de engaño mejor planeado que el de muchos mamíferos. Para estudiarlos y tratar de entender los otros animales y su inteligencia, hay que tratar de ser más pulpos y menos humanos. (Si no, pregúntele al pulpo Paul.)

Feb 10, 2011

Trabajo de Campo con los Micos del Amazonas

Con el propósito de educar al público acerca del trabajo de campo de algunos científicos, el periódico New York Times, dedica un espacio en su publicación en línea para que los científicos escriban sobre sus descubrimientos, aventuras y desventuras en la forma de un diario durante sus excursiones de campo. Desde principios de este año, el primatólogo Anthony Di Fiore de New York University ha venido escribiendo acerca de su expedición a la Reserva de Yasuní en la Amazonia Ecuatoriana donde conduce sus investigaciones en socio-ecología comparativa de primates desde 1994.

En una serie de artículos, Dr. Di Fiore inicia sus relatos con la descripción de su viaje número 25 que se origina en la ciudad de Nueva York hacia Quito. De allí bajan en avioneta a la ciudad de Coca (sobre el nivel del mar), y después de un paseo en lancha, un revelo en camión a otro rio y, finalmente otro viaje en canoa, se internalizan en  el corazón del bosque tropical del Amazonas donde está el campamento de la Reserva. Al final, sus crónicas concluyen con las historias de los miembros del campamento comparando sus heridas y malestares después de vivir en la jungla por varias semanas.

En varios de los artículos publicados en las últimas semanas en el periódico, el autor describe los pormenores del trabajo de campo de la biología tropical, las caminatas y encuentros furtivos con los animales. En particular, Dr. Di Fiore estudia la genética de población de los micos araña y  las interacciones sociales entre grupos y entre individuos. Según el, “asombrosamente los micos araña, junto con los chimpancés y los humanos, son los únicos primates que muestran agresión deliberada e intensa contra otros grupos de machos rivales”, y esto los hace un modelo especial de investigación. En este último viaje, él junto a sus estudiantes lograron colocarles unos collares a varios micos después de perseguirlos por horas y por varios kilómetros de distancia. Los collares son parte de una tecnología para ubicar, seguir y estudiar el comportamiento social de los animales por telemetría radial y satelital, en donde las coordenadas y otros datos recogidos por los collares pueden ser transferidos a los computadores de los investigadores a unos cuantos metros de distancia. Por ejemplo, un par de animales a los que se les ha puesto el collar son dos machos, padre e hijo, y unas de las preguntas que los científicos buscan responder es acerca del tiempo que los animales relacionados pasan juntos, si colaboran entre si al buscar alimento o cuando buscan pareja, y si estas interacciones son diferentes entre machos del mismo grupo pero sin vínculos filiares. 

Como los artículos están escritos con el fin de llegarle l, al público, su lenguaje es informal e invita a la gente a compartir sus opiniones. Al final de cada entrada están los comentarios de los lectores y en estos se encuentran historias tan interesantes como los artículos mismos. La gran mayoría de opiniones son mensajes de felicitación y motivación, provenientes de amantes de la ciencia y la aventura. Otros mensajes son de primatólogos que cuentan sus propias experiencias en el campo y celebran la existencia de la nueva tecnología de los collares, ya que para ellos la manera tradicional de observar a los micos era sentarse bajo la lluvia o perseguirlos en medio de la jungla por meses hasta perderlos de vista. Por último, hay un número reducido de mensajes que demuestra su desacuerdo con estudios de esa índole, ya sea por preocupación por los animales y su hábitat o por no encontrar un propósito valioso en la investigación. Por estos últimos comentarios es que me motivé a enumerar las razones por las que considero esta clase de estudios de un valor inmensurable.

Primero, siendo un investigador en el área de neurociencia, tengo que afirmar que los micos son el mejor modelo para estudiar la evolución del comportamiento cognitivo de los humanos. Aunque compartimos un ancestro común con los micos araña y otras especies del “nuevo mundo” de más de 16 millones de años, estos manifiestan una estructura social relativamente variada, y semejante a la de los homínidos. Por otro lado, en el ámbito ecológico, el estudio de estas especies despliega toda una serie de ideas para de conservación del ecosistema. Por ejemplo, los caminos por los que los micos se mueven diariamente tienen en común ciertos árboles de los que ellos se alimentan y, curiosamente, también es donde se encuentran el mayor número de semillas en las heces de los animales. Es decir, los micos tienen la función de ser dispersores de semillas, así como los insectos lo son del polen. Información sobre estos patrones son de gran ayuda a la hora de tomar decisiones acerca de áreas de conservación y desarrollo.

Por último, al integrar los mejor de los grupos implicados en estos estudios se garantiza el compromiso y validez de las investigaciones. Los equipos extranjeros con su motivación y tecnología sumados al conocimiento y preocupación de grupos de científicos y gentes locales cercioran que tanto los animales como la comunidad nativa no se vean afectados, así como que la ciencia progrese de manera eficiente y responsable. 

Nota: En el rio Amazonas en la región Colombiana está ubicada la Isla de los Micos. Esta isla fue fundada por el griego-americano Mike Tsalikis, quien era conocido en los 60s por sus historias de luchador de anacondas y de coleccionador de animales; hoy, más conocido por sus cargos de traficante de animales y de droga. Aparte de las historias sobre este personaje, la isla, ahora bajo la jurisdicción del Gobierno de Colombia y manejada por un hotel local, es la residencia de millones de especímenes biológicos y  más de 5000 micos de varias
especies.  

La mayoría de la información disponible en Internet acerca de la isla se refiere a paquetes de ecoturismo disponibles. Además, hay denuncias por los miles de primates que salen de allí para abastecer la investigación del científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo. Sobra decir que la fuente de esta información es tan informal como cualquier acusación hecha en internet sin documentación apropiada; y además, que las referencias a investigaciones formales son inexistentes. 

La Isla de los Micos es un paraíso para la investigación ecológica y biológica. En especial, el estudio genético de los micos es de un valor inmenso ya que los animales han estado segregados por más de 30 años. Si alguien tiene más información relacionada con los estudios académicos que se realizan en la isla, agradecería inmensamente los datos.


Feb 3, 2011

Dormir para Aprender

¿Cuál es la actividad en la que los humanos utilizamos casi un tercio de nuestra vida y de la cual no recordamos prácticamente nada? La respuesta, bastante evidente, es dormir. Al final de la vida, el humano promedio habrá pasado más de 20 años acostado durmiendo. Cuando escuchamos esta cifra, lo primero que se piensa es en el tiempo perdido. Pero la verdad es que para vivir tanto tiempo, es también necesario dormir tanto tiempo. Entre las muchas funciones del sueño, una de las más estudiadas en la relacionada con el aprendijaze. Hoy, tras cientos de noches en vela, los científicos tienen algunas ideas concretas al respecto.

Durante el sueño, específicamente durante el sueño paradójico o REM (movimiento ocular rápido, sigla en inglés) ocurre la asociación y retención de nuevas experiencias y, curiosamente, es también cuando acontecen la mayoría de los sueños. Opuesta a la visión freudiana de los sueños en la que estos son un producto reprimido del subconsciente, los sueños son considerados por algunos neurocientíficos como el mecanismo del cerebro para la evaluación de sucesos recientes cuya función es ayudar a consolidarlos. Esto ha sido comprobado por medio de experimentos en donde los animales, incluyendo humanos, que son cohibidos de la fase REM del sueño tienen una disminución considerable del aprendizaje, al ser comparados con aquellos con un ciclo de sueño normal.

Durante el aprendizaje, ocurren varios cambios neuronales que determinan la eficacia y permanencia del nuevo conocimiento. Estos cambios suceden inmediatamente después de recibir nueva información, pero para que sean permanentes, deben ser consolidados en el tiempo mediante el refuerzo de las conexiones entre las neuronas. Cada vez que un recuerdo es invocado por la memoria, este pasa a un estado de vulnerabilidad en el que puede ser reforzado, modificado o incluso borrado completamente. Esta estrategia, llamada re-consolidación, es un mecanismo para des-aprender información errada y, en general, para rectificar las ideas impresas en el cerebro. Sin embargo, también es una fragilidad del sistema en la que cada vez que se abre “la ventana” de un recuerdo, se corre el riesgo de perderlo o tergiversarlo. El sueño juega un papel principal en la formación de nuevos recuerdos mediante la atenuación de estímulos secundarios, ya que estos interfieren con el fortalecimiento del aprendizaje durante esa “ventana”, asegura un artículo publicado esta semana en la revista Nature.

Específicamente, los autores del artículo investigan el efecto del sueño en la re-consolidación del aprendizaje. En el estudio, todos los participantes aprendieron un juego que consiste en recordar la ubicación de pares de imágenes en un tablero; esto, mientras olían una sustancia fuerte. Después del aprendizaje de las imágenes, la mitad de los voluntarios se mantuvieron despiertos por 40 minutos, y durante este tiempo fueron expuestos al mismo olor alejados de las imágenes. El segundo grupo de voluntarios se fue a dormir inmediatamente, pero también fue expuesto al olor mientras dormían. El uso de un olor en este tipo de experimentos consiste en crear una asociación fuerte del material aprendido con la sustancia odorífica, para que la presentación del olor en la ausencia del material aprendido reactive su recuerdo en el cerebro. Después de 40 minutos, el segundo grupo fue despertado y ambos grupos jugaron nuevamente con los mismos pares de imágenes pero, en esta ocasión, en posiciones diferentes. Con este procedimiento, los investigadores pretendían crear interferencia en la consolidación de la posición inicial de las imágenes. Después de 30 minutos, ambos grupos realizaron un examen en el que tenían que recordar la posición de los pares de imágenes del primer juego.

Los resultados revelan que la reactivación del recuerdo por medio del olor fuerte cuando el participante está despierto y la consecuente exposición a la interferencia, reduce significativamente la capacidad de recordar la posición inicial. Por el contrario, el sueño protege de manera específica contra la interrupción. Así, aunque los participantes del segundo grupo estuvieron expuestos a la reactivación del recuerdo por medio del olor, el hecho de haber estado en REM hizo que al despertarse, el aprendizaje estuviera más solidificado y la observación de las nuevas posiciones de las imágenes no interfiriera con el aprendizaje inicial.
En un experimento complementario, los autores detectaron que si la reactivación del recuerdo se hacía cuando los participantes estaban despiertos, las áreas del cerebro que respondían eran las de la corteza prefrontal que son las responsables por funciones ejecutivas como la búsqueda y filtración de información. En contraste, estas áreas no respondieron cuando la reactivación se hacía durante el sueño. Esto sugiere que durante la vigilia, los estímulos e información secundarios, pueden modificar los recuerdos ya existentes por medio de la atención que se les preste.

Si alguna vez hemos escuchado la noción de que se puede “estudiar” para un examen o “aprender” un idioma simplemente escuchando el material mientras se duerme, ahora podemos estar seguros de que esto es una fantasía. Durante el sueño se consolidan los recuerdos y además, como lo muestra el artículo mencionado, se protegen contra su modificación o el olvido, pero para recordar es necesario estar completamente despiertos y alerta. Por el contrario, tomar una siesta entre el estudio de diferentes materias y, en general, una buena noche de sueño sí es efectivo no sólo para tener mejor rendimiento durante el día, sino para también tener mejor memoria.