Nov 4, 2012

Ig Noble 2012



The stinker

¿Quién pensaría que los descubrimientos científicos podrían hacer reír a la gente? Para la mayoría de la gente la ciencia suele ser bastante aburrida… pero algunos científicos estudiando los temas más inverosímiles logran, de vez en cuando, que sus investigaciones “hagan  primero reír a la gente y luego pensar”.  Con esta filosofía, en 1991 se crearon los premios Ig Nobel que honran a los académicos que con sus publicaciones logran sacudir al mundo científico con ingenio y mucha gracia (en serio).
 

Wolfgang Ketterle, Elena Bodman,Orhan Pamuk y Paul Krugman.
     
La ceremonia anual de los premios Ig Nobel es todo un espectáculo que ocurre en Harvard (si, la prestigiosa universidad de Boston). La entrega de los premios la realizan ganadores del premio Nobel, el de verdad, quienes contagiados por el humor, a veces son “ridiculizados” durante el evento, como en 2009 cuando Orhan Pamuk (Nobel de Literatura en 2006), Wolfgang Ketterle (Nobel de Física en 2001) y Paul Krugman (Nobel de Economía 2008) se pusieron sobre sus caras unos brassieres de emergencia que se convierten en máscaras protectoras contra la radiación, un invento ganador del premio Ig Nobel de física (ver foto). Aparte de los reconocidos científicos que entregan los premios, los honrados ganadores tienen la labor más importante de la noche, hacer el intento de explicar qué hicieron, cómo y, aún más difícil, por qué, en solo un minuto.

Algunos de los ejemplos de ganadores más pintorescos en medicina son los recipientes del premio de 2011, por demostrar que las ganas urgentes de orinar hacen que la gente tome mejores decisiones acerca de cómo gastar su dinero, pero peores decisiones en pruebas cognitivas (Tuk M. et al., 2011). O el premio de 2008 por demostrar la importancia del efecto placebo, al comprobar que la medicina falsa de alto precio es más efectiva que la medicina falsa de bajo precio (Ariely D. et al 2008). 

En las áreas de física y de paz, los ganadores también muestran su interés en la medicina y son honrados por su astucia. El ganador de 2009 en física obtuvo el premio por determinar analíticamente porqué las mujeres no se voltean cuando están embarazadas (Whitcome, et al., 2009). El ganador del premio a la paz de 2010 lo obtuvo por demostrar que decir malas palabras calma el dolor (Stephens R. et al., 2009).

Así, siguiendo la filosofía de los premios Ig Noble, en diferentes campos como la biología, arqueología, economía y literatura, entre otros, los diferentes autores son honrados por su habilidad de hacer pensar… mucho después de reír. Y es que en verdad, varios se merecen el premio por pensar en lo que muchos de nosotros nunca consideraríamos, sea para ridiculizar la ciencia en general, o para ayudar a la población. Por ejemplo, el ganador del premio a la paz de 2006 inventó un aparato que emite sonidos muy altos y desesperantes que solo pueden ser oídos por adolescentes. Luego esa tecnología fue usada para hacer tonos de celulares que solo los escuchan los menores, evitando así ser reprendidos por los adultos (mosquito buzz).

Identificación por detrás.
Un ganador destacable fue el premio 2012 en anatomía. Frans de Waal y Jennifer Pokorni fueron honrados este año por descubrir que los chimpancés pueden reconocer a otros miembros de su familia mirando fotos de sus traseros y asociarlos a sus caras. Lo más probable es que algunos se pregunten para qué sirve que los simios tengan esta habilidad. Pero detrás de esta investigación está una de las incógnitas más importantes en neurociencia: saber si el cerebro está dividido en subregiones con funciones específicas, o si trabaja como una gran red de circuitos. Si se considera la evolución del cerebro, entonces encontrar un área específica para la identificación de otros miembros de la misma especie, así sean sus partes traseras, debería existir en otros primates como lo existe en humanos, especialmente en los más cercanos a nosotros: los chimpancés. Esto hace que la investigación de estos científicos sea de suma importancia para la neurociencia.

En general, los premios demuestran varias cosas. Primero, que se puede investigar casi cualquier evento con la rigurosidad característica de la academia. Es más, en ciertos programas de doctorado, está muy bien aceptada la idea de formular cualquier pregunta y resolverla usando la metodología más sofisticada, con el fin de aprender en el proceso; se esperaría que los instrumentos aprendidos se utilizaran con el propósito de hacer ciencia de alta calidad una vez se entre a la vida laboral. Segundo, que algunos científicos reciben financiación para las ideas más increibles, y seguramente los impuestos de la ciudadanía pueden no ser aprovechados de la mejor manera. Sin embargo, juzgar y determinar que se debe investigar es una tarea muy dificil, donde las propuestas más ingeniosas representan un riesgo, pero también representan grandes oportunidades de invensión y desarrollo.

Finalmente, los premios también reconocen que es posible hacer estudios pensados libremente cuyos resultados en realidad contribuyen, de manera muy inusual, al conocimiento de nosotros mismos y del mundo en que vivimos. Más importante aún, es que los premios Ig Nobel destacan investigaciones que no son conservadoras y hechas con paradigmas pre-establecidos, sino que tienen la capacidad de cambiar el prototipo, ser publicadas en revistas académicas avaladas por el resto de la comunidad científica, y condecoradas por los académicos más reconocidos del mundo. 

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